Un colorido Tzompantli, maíz, cacao, anafres, nopal, perros xoloitzcuintles y en medio el Dios de la muerte Mictlantecuhtli amo y señor del Mictlán. Este año la ofrenda de la Primaria Poniente está dedicada a la cosmovisión de los aztecas: la vida después de la muerte.
Los aztecas creían que aquellos no elegidos por Tlaloc, Tonatiuh o Huitzilopochtli, emprendían un largo viaje rumbo al Mictlán (inframundo) donde los esperaba Mictlantecuhtli y su mujer Mictecacíhuatl. Se creía que en el Mictlán se encontraban las almas de todos aquellos que murieron de forma natural o tuvieron una vejez sin distinción, sin tomar en cuenta su comportamiento en la tierra.
Debido a esto era necesario colocar alrededor de las tumbas comida y utensilios que ayudaran al alma en su travesía para llegar al Mictlán. De la misma forma, algunos eran enterrados con xoloitzcuintles ya que estos perros son la representación del Dios Xólotl, el cual ayudaba a las almas en su largo viaje.
Aún los príncipes a morir vinieron,
los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.
Nezahualcóyotl, rey poeta.
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