Tras mucho esfuerzo por parte de los niños por elaborar sus canastas y decorar los cascarones, el conejito pasó a recoger estos últimos, los llenó de dulces y los fue a esconder.
En el jardín decorado con conejitos y huevitos de colores, vinieron papás y algunos abuelos para disfrutar de este evento con sus hijos, quienes emocionados mostraron lo lindo que cantan y lo bien que saben buscar huevos. Además, cada familia trajo algo para poder desayunar y platicar en un ambiente relajado y lleno de alegría. Como siempre, ¡un evento inolvidable!
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